martes, 13 de octubre de 2020

Francisco Morazán


 Francisco Morazán


(Tegucigalpa, Honduras, 1792 - San José, Costa Rica, 1842) Militar y político hondureño, último presidente de la República Federal de Centro América (1830-1838).

La unión centroamericana, formada por Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, se había creado en 1823, bajo la presidencia del conservador Manuel José Arce. Francisco Morazán inició por aquel entonces su carrera política en el Estado de Honduras, bajo la protección del presidente Dionisio Herrera.

A raíz de la rebelión de Justo Milla, al cual derrotó, Francisco Morazán se convirtió en presidente de Honduras (1827) y se erigió en líder de los liberales centroamericanos. Cuando el presidente salvadoreño Mariano Prado lo llamó en su auxilio ante un ataque guatemalteco, Morazán tomó San Salvador (1828) y luego Guatemala (1829), que era además la capital federal. Manuel J. Arce y los principales dirigentes conservadores fueron desterrados, mientras se instauraba un régimen liberal y Costa Rica abandonaba temporalmente la federación (de 1829 a 1831).

Las elecciones de 1830 confirmaron a Francisco Morazán como presidente de la República Federal de Centro América (triunfo que revalidó en las de 1834). Durante ese periodo -conocido como la «Restauración»- puso en marcha reformas que se estrellaron contra múltiples obstáculos: el particularismo de las provincias, las ambiciones de los militares, la oposición de la Iglesia, las presiones internacionales, la bancarrota financiera, las críticas al nepotismo y la corrupción del equipo gobernante.

En 1837 Rafael Carrera protagonizó una rebelión que tomó el poder en el Estado de Guatemala; su éxito produjo estallidos similares en el resto de la federación. Al terminar el segundo mandato de Morazán (1838) era tal la descomposición del sistema político que no se celebraron elecciones para la presidencia y puede decirse que se disolvió la República Federal de Centro América. Morazán fue elegido presidente de El Salvador (1839-40) y lanzó desde allí un último intento contra Guatemala en 1840; fue derrotado y marchó al exilio en Perú. En 1842 desembarcó en Costa Rica, donde tomó brevemente el poder; antes de que pudiera iniciar la reconstrucción de la unidad centroamericana fue capturado y fusilado.

Vida privada de Francisco Morazán


Primeros años y su educación


José Francisco Morazán Quezada nació el 3 de octubre de 1792 en Tegucigalpa, entonces parte de la Intendencia de Comayagua, Capitanía General de Guatemala, durante los últimos años del dominio de la colonia española. Sus padres fueron Eusebio Morazán Alemán y Guadalupe Quezada Borjas, ambos miembros de una familia criolla de clase alta dedicada al comercio y la agricultura.

Sus abuelos fueron: Juan Bautista Morazán, emigrante corso, y María Borjas Alvarenga. Trece días después de su nacimiento, Morazán fue bautizado en la iglesia de San Miguel Arcángel, por el padre Juan Francisco Márquez.

Francisco Morazán fue en su mayor parte un hombre autodidacta. En 1804, sus padres aprovecharon la apertura de una escuela católica en el pueblo de San Francisco donde enviaron al joven José Francisco.

Según el historiador Ramón Rosa, Morazán «tuvo la desgracia de nacer […] en esa época triste de aislamiento y la oscuridad total en que Honduras carecía de escuelas. […] Morazán pues, tuvo que aprender sus primeras letras, lectura, escritura, las reglas elementales de la Aritmética en escuelas privadas de pésima organización y sostenidas con una especie de contribución que aprestaban los padres de familia».

Las enseñanzas que recibió fueron a través de fray Santiago Gabrielino, nombrado instructor religioso a la de Guatemala el sacerdote José Antonio Murga.

En 1808, José Francisco se trasladó junto a su familia a Morocelí. Allí trabajó en los terrenos heredados por Don Eusebio Morazán. Además, tuvo la oportunidad de laborar como empleado de la alcaldía. En 1813 la familia se mudó de regreso a Tegucigalpa. Una vez allí, el Sr. Eusebio puso a su hijo bajo la tutoría de León Vásquez, quien le enseñó derecho civil, proceso penal y notariado.

Al mismo tiempo, tuvo la oportunidad de aprender a leer francés en la biblioteca de su tío político, Dionisio de Herrera, lo cual le permitió familiarizarse con las obras de Montesquieu, el contrato social de Jean-Jacques Rousseau, la Revolución francesa, la historia de Europa, así como las biografías de los líderes griegos y romanos. Esta dedicación y espíritu de superación, llevó de vez en cuando a José Francisco a destacar en su ciudad natal, donde llegó a representar los intereses de algunas personas ante el tribunal colonial.







Matrimonio y familia


Francisco Morazán se casó con María Josefa Lastiri en la Catedral de Comayagua el 30 de diciembre de 1825. De este matrimonio nació en San Salvador Adela Morazán Lastiri en 1838: la única hija de Morazán. María Josefa pertenecía a una de las familias más ricas de la provincia de Honduras.

Su padre fue el comerciante español Juan Miguel Lastiri, quien jugó un papel importante en el desarrollo comercial de Tegucigalpa. Su madre fue Margarita Lozano, miembro de una poderosa familia criolla en la ciudad.

María Josefa era una viuda quien se había casado primeramente con el terrateniente Esteban Travieso, con quien procreó 4 hijos. A su muerte, Lastiri heredó una fortuna. La herencia de María Josefa y el nuevo círculo de amigos poderosos e influyentes, que salieron de este matrimonio, ayudaron en levantar en gran medida los negocios del propio Morazán, y por lo consiguiente sus proyectos políticos.

Fuera de su matrimonio, Francisco Morazán fue padre de un hijo, Francisco Morazán Moncada, quien nació el 4 de octubre de 1827 de la relación del general con Francisca de Moncada, hija de un conocido político nicaragüense llamado Liberato Moncada. Francisco Morazán hijo vivió en la casa del matrimonio Morazán-Lastiri, y acompañó a su padre en Guatemala, El Salvador, Panamá, Perú y finalmente en Costa Rica.

Después de la muerte de su padre, Francisco Morazán Moncada se radicó en Chinandega (Nicaragua), donde se dedicó a la agricultura. Murió en 1904, a los 77 años de edad. El general Morazán también tuvo un hijo adoptivo llamado José Antonio Ruiz.

Él era el hijo legítimo de Eusebio Ruiz y la dama guatemalteca Rita Zelayandía, quien entregó a su hijo al general Morazán, cuando el muchacho tenía solamente 14 años de edad. José Antonio acompañó a su padre adoptivo en las varias acciones militares y se convirtió en un general de brigada. Murió en Tegucigalpa en 1883.

Inicios de su carrera política y militar


La Capitanía General de Guatemala se independizó de España en 1821. Fue en ese entonces cuando Francisco Morazán comenzó a tomar parte activa en la política. Trabajó en el ayuntamiento de Tegucigalpa, donde se desempeñaba como secretario del alcalde Narciso Mallol y como defensor de oficio en casos judiciales en materia civil y criminal, entre otras cosas.

Esto le permitió a Morazán llegar a adquirir un gran conocimiento de la estructura y funcionamiento de la administración pública de la provincia. Así también le permitió entrar en contacto cercano con los problemas de la sociedad colonial.

El 28 de noviembre de 1821 llegó a Guatemala una nota del general Agustín de Iturbide sugiriendo que el Reino de Guatemala, y el Virreinato de México, formaran un gran imperio bajo el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.

La Junta Provisional Consultiva declaró que esta no era una orden inmediata para tomar tal determinación, sino una opción; por lo que era necesario explorar la voluntad y escuchar la opinión del pueblo de Centroamérica. Con esta idea, se celebraron cabildos abiertos en diferentes partes del Reino, ya que la nueva forma de gobierno debía ser decidida por el congreso que se reuniría en 1822.

La cuestión de la anexión a México provocó divisiones al interior de cada una de las provincias dado que unas ciudades estaban a favor de ésta y otras en contra. En Honduras, por ejemplo, Comayagua ―a través de su gobernador José Tinoco de Contreras― se pronunció a favor de la anexión; pero Tegucigalpa, la segunda ciudad más importante de la provincia se opuso a la idea de la misma. Esto provocó que Tinoco tomara acciones represivas contra las autoridades de esa ciudad.

Ante esta situación se organizó en Tegucigalpa un ejército de voluntarios, con el fin de contrarrestar la agresividad de Tinoco y defender su independencia. Fue durante estos acontecimientos que Francisco Morazán se enlistó como voluntario, al servicio de las autoridades de Tegucigalpa. Fue designado como capitán de una de las compañías, por decisión de los jefes oficiales que organizaron las milicias. Así comenzó la vida militar de Morazán y su lucha contra los intereses conservadores.

Tegucigalpa, sin embargo, no pudo mantener su oposición, y se vio obligada a reconocer su anexión a México el 22 de agosto de 1822. La anexión al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide duró poco, porque este abdicó el 19 de marzo de 1823, y el 1 de julio de ese mismo año, Centroamérica proclamó su independencia definitiva, y se convirtió en las Provincias Unidas del Centro de América.

Posteriormente, el 28 de septiembre de 1824, Francisco Morazán fue nombrado secretario general del gobierno de su tío político y primer jefe de Estado de Honduras, Dionisio Herrera. Esto fue hasta 1826, cuando se convirtió en presidente del Consejo Representativo.

3 de octubre – Día del Soldado



En el año 1942 para conmemorar el benemérito de la patria y a los heroicos defensores de la nación, el Congreso Nacional de Honduras declaró mediante decreto No. 49, el aniversario del nacimiento del General Morazán como Día del Soldado Hondureño por ser un deber del Estado “rendir homenaje a la memoria de los ciudadanos ilustres que sacrificaron su vida por la Patria”, como lo hizo el prócer hondureño.

Decreto del Día del Soldado Hondureño y Nacimiento de Francisco Morazán
3 de OCTUBRE


DECRETO No. 49

EL CONGRESO NACIONAL

CONSIDERANDO: Que la institución de las armas constituye el fundamento sostenedor de las naciones, y que en nuestra patria está representada por el soldado hondureño;

CONSIDERANDO: Que es un deber del Estado rendir homenaje a la memoria de los ciudadanos ilustres que sacrificaron su vida por la Patria, que, como el General Francisco Morazán, murió por sostener la Unión de Centro América;

CONSIDERANDO: Que el prócer hondureño General Francisco Morazán, es modelo insuperable del pundonor, abnegación y sacrificio,

POR TANTO,
DECRETA:

Artículo 1°- Declárese “Día del Soldado Hondureño”, el tres de octubre, aniversario del nacimiento del General “Francisco Morazán”.

Artículo 2°- Este Decreto empezará a regir desde el día de su promulgación.

Dado en Tegucigalpa, D.C., en el Salón de Sesiones, a cinco de febrero de mil novecientos cuarenta y dos.

(f) Plutarco Muñoz, Presidente. (f) Vicente Cáceres, Secretario. (f) Fernando Zepeda, Secretario.

Al Poder Ejecutivo

Por Tanto: Ejecútese.

Tegucigalpa, D.C., 5 de Febrero de 1942.

El secretario de Estado en los Despachos de Guerra, Marina y Aviación.

(f) Juan Manuel Gálvez.





Testamento del General Francisco Morazán

SAN JOSE DE COSTA RICA: 15 DE SEPTIEMBRE DE 1842. DIA DEL ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA CUYA INTEGRIDAD HE PROCURADO MANTENER.
EN EL NOMBRE DEL AUTOR DEL UNIVERSO EN CUYA RELIGIÓN MUERO.

«Declaro: Que todos los intereses que poseía, míos y de mi esposa, los he gastado en dar un Gobierno de Leyes a Costa Rica, lo mismo que dieciocho mil pesos y sus réditos, que adeudo al señor General Pedro Bermúdez.

Declaro: Que no he merecido la muerte, porque no he cometido más falta que dar libertad a Costa Rica y procurar la paz a la República. Por consiguiente, mi muerte es un asesinato, tanto más agravante cuanto que no se me ha juzgado ni oído. Yo no he hecho más que cumplir los mandatos de la Asamblea, en consonancia con mis deseos de reorganizar la República.

Protesto que la reunión de soldados que hoy ocasiona mi muerte la he hecho únicamente para defender el departamento de El Guanacaste, perteneciente al Estado, amenazado, según las comunicaciones del Comandante de dicho departamento, por fuerzas del Estado de Nicaragua. Que si ha cabido en mis deseos el usar después de algunas de estas fuerzas para pacificar la República, solo era tomando de aquellos que voluntariamente quisieran marcha, porque jamás se emprende una obra semejante con hombres forzados.

Declaro: Que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.

Declaro: Que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Excito a la juventud, que es llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra.

Declaro: Que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.

Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi país, aunque con el justo deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se aumenta, porque cuando había rectificado mis opiniones en política en la carrera de la revolución, y creía hacerle el bien que me había prometido para subsanar de este modo aquellas faltas, se me quita la vida injustamente.

El desorden con que escribo, por no habérseme dado más que tres horas de tiempo, me había hecho olvidar que tengo cuentas con la casa de Mr. M. Bennet, de resultas del corte de maderas en la costa del Norte, en las que considero alcanzar una cantidad de diez a doce mil pesos, que pertenecen a mi mujer, en retribución de las pérdidas que ha tenido en sus bienes pertenecientes a la hacienda de Jupuara, y tengo además otras deudas que no ignora el señor Cruz Lozano.

Quiero que este testamento se imprima en la parte que tiene relación con mi muerte y los negocios públicos.

(F) Francisco Morazán.

Advertencia: – «Como apoderado de la señora albacea, publico este testamento integramente, y no solo las cláusulas que el atestador ordenó que se imprimiesen; con advertencia que en los momentos de salir al patíbulo el General Morazán, encargo a su hijo Francisco y al señor Mariano Montealegre, que avisaran a su albacea trasladase sus cenizas a esta ciudad, por ser el pueblo que más bien le había correspondido, y cuya cláusula no había consignado en su testamento porque lo dictó en medio del tumulto.- San Salvador: 31 de 1843. Cruz Lozano.»

Morazán pidió que se le permitiera dirigir una circular a los Gobiernos de los demás Estados de Centroamérica, lo mismo que fue oído y juzgado. No se le concedió.

Afirma el Dr. Rafael Heliodoro Valle que el Gral. Morazán dictó su testamento a su hijo Francisco, de 15 años y que como éste se emocionara intensamente al comenzar a escribir, derramando copiosas lágrimas, el General Morazán le reconvino fuertemente, tomando él la pluma para seguir escribiendo el documento, en el cual hasta muchos años después se advertían las huellas de las lágrimas vertidas en él por su hijo Francisco. Por esta razón el testamento está escrito en dos tipos de letra. Escribió el testamento en el Cuartel Las Almaceas, de San José, Costa Rica.

Al estampar su firma, se incorpora y vuelve a leer: «Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo…»

«Quiero que mis cenizas descansen en el suelo de El Salvador, cuyo pueblo me fue tan adicto.»

Referencias

1. https://redhonduras.com/personajes/francisco-morazan/

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